Compartir el post "Las mejores reflexiones de Miguel de Unamuno"
Poeta, dramaturgo, novelista, filósofo y ensayista español; de una sagacidad, agudeza e independencia poco frecuentes en la literatura hispánica. Unamuno es el mejor prototipo del pensamiento filosófico-moral que alienta y patrocina el trabajo crítico de los escritores de la Generación del 98.
Nació en Bilbao y murió en Salamanca. Estudió el bachillerato en el Instituto Vizcaíno, prosiguió sus estudios en la Universidad de Madrid, donde se doctoró en Filosofía y Letras. Se sometió a oposiciones y obtuvo, en 1891, la Cátedra de Griego en la Universidad de Salamanca, para la que sería nombrado rector de dicha institución, en cuyo cargo permaneció muchos años.
Además de escritor y profesor, colaboró en gran número de revistas y periódicos de su tiempo. Fue conferenciante en el Ateneo madrileño y en diversos centros de cultura.
Entre sus obras podemos destacar: en ensayo y prosa narrativa, en torno al casticismo, Paz en la guerra, Vida de Don Quijote y Sancho, Del Sentimiento Trágico de la Vida, Niebla, Abel Sánchez, La Agonía del Cristianismo, La tía Tula, San Manuel Bueno, Mártir. En poesía, además de muchas sueltas, sobresalen Los Salmos y El Cristo de Velázquez. En teatro: Raquel encadenada, Medea, El hermano Juan.
Aquí tienes algunas de sus mejores reflexiones:
- Se viaja no para buscar el destino sino para huir de donde se parte.
- La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual.
- Besos que vienen riendo, luego llorando se van, y en ellos se va la vida, que nunca más volverá.
- Hay que sentir el pensamiento y pensar el sentimiento.
- Cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee.
- El modo de dar una vez en el clavo es dar cien veces en la herradura.
- Procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado.
- Cada nuevo amigo que ganamos en la carrera de la vida nos perfecciona y enriquece más aún por lo que de nosotros mismos nos descubre, que por lo que de él mismo nos da.
- Ahora empiezo a meditar lo que he pensado, y a verle el fondo y el alma, y por eso ahora amo más la soledad, pero aún poco.
- Una de las ventajas de no ser feliz es que se puede desear la felicidad