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Carole Matthews; en mi opinión, todo a lo que una escritora debe aspirar a ser. Después de haberme carcajeado hasta la lágrima con En lo bueno y lo malo y El club de las chocoadictas, ya había pasado demasiado tiempo sin leer a esta estupenda autora y no podía esperar más para volver a coger otro de sus libros.

Me vuelves loca nos cuenta la historia de Anna, una joven con dos hijos abandonada por su segundo marido. Conoce entonces a Nick, su jefe en el nuevo empleo que encuentra en una tienda de coches de segunda mano, un buenazo de libro y por el que comienza a sentir algo. ¿Se dejará Anna llevar por su corazón o perderá la oportunidad de su vida por preocuparse demasiado de que esto pueda no ser bueno para sus hijos?

Se trata de un libro al que no le falta de nada o, al menos, nada de lo que a mí me gusta: es entretenido, divertido, con un argumento que mantiene la atención del lector consiguiendo que te involucres en la historia y la vivas con intensidad. Además, está perfectamente escrito; la autora encuentra las palabras adecuadas y la longitud idónea de las frases para alcanzar un lenguaje de cierta envergadura pero sin resultar pedante ni ser difícil o incómodo de leer y, sobre todo y lo más importante, sin que suene forzado.

Personalmente, pienso sobre este libro que representa uno de los principales problemas de las mujeres y es que, irremediablemente y sin razón aparente, tenemos tendencia a que nos gusten los chicos malos; de hecho, nos empeñamos en ello, decepción tras decepción, hasta que, después de haber tropezado demasiadas veces con la misma piedra, nos empezamos a plantear que eso pueda no ser lo que realmente buscamos, porque conlleva demasiadas cosas negativas, y ya se sabe que intentar cambiar a alguien nunca funciona y tampoco es la solución. Y al final admitimos que lo que queremos es a alguien que se involucre, que nos cuide y nos quiera de verdad.

En esencia, ésta es una novela que relata lo luchadoras que debemos ser en ocasiones las mujeres y, en especial, las madres, que muchas veces tienen que mirar por el bienestar de sus hijos antes que por el suyo propio y constantemente estar preocupándose de que no les falte nunca de nada.

Marta Marín

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