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¿Has visto alguna vez a alguien dejando un libro en un parque o en un banco y, tiempo después, alguien se ha acercado, se lo ha llevado y ha dejado otro en su lugar? Entonces has visto una acción de bookcrossing. Esta iniciativa, llevada a cabo por el estadounidense Ron Hornbaker en el año 2001, inspirado en una página web que rastreaba la circulación de billetes. Este movimiento global cuenta con cerca de un millón de miembros distribuidos por todo el mundo y con más de cinco millones de libros registrados en su base de datos.

Tan sencillo como dejar un libro en un sitio público y que lo recoja otro lector que, a su vez, lo depositará en otro lugar o dejará otro volumen. En esto consiste el bookcrossing que, para poder participar en esta práctica, tan solo hay que registrarlo para obtener un número de identificación (BCID), como método de identificación en la base de datos del sistema.

De manera anónima o registrándose en la web se notifica que una persona ha encontrado un libro perteneciente a BookCrossing, así como es necesario darse de alta para poder liberar libros. Asimismo, existen zonas oficiales de BookCrossing, tales como cafeterías y restaurantes, donde hay estanterías colocadas por los participantes para liberar libros y facilitar la localización de los mismos.

Si estabas esperando a descubrir un libro interesante para leer en estos momentos, anímate, sal a la calle a buscarlo y comparte tus lecturas favoritas con el resto del mundo.

Artículo redactado por Patricia Nevado

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