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Hugo Gernsback no sólo era un simple escritor de ciencia ficción (siendo considerado como uno de los pioneros del género con obras tan influyentes como Ralph 124C41+) sino que llevó la ciencia ficción más allá y destacó también por su trabajo como inventor.

¿Distracciones a la hora de escribir? ¡Prueba The Isolator!

En 1925, Gernsback publicó en la revista Science and Invention uno de sus inventos más curiosos relacionado, por supuesto, con el mundo de la escritura: The Isolator o “el aislador”. Por lo visto, el escritor estadounidense tenía problemas para concentrarse y se distraía con muchísima facilidad cuando se sentaba a escribir. Así pues, decidió crear un dispositivo que lo aislara lejos del mundanal ruido y que le permitiera escribir a mano sin problemas. Así fue como nació The Isolator.

El invento consistía en una especie de campana de buzo que aislaba completamente al escritor, que incluso tenía que recibir oxígeno desde una fuente externa, como si se encontrara debajo del agua. El campo de visión se reducía a un par de lentes que limitaban la visión a la escritura que se tenía delante. Gernsback no se limitó a hacer un prototipo, sino que incluso lo construyó y él mismo lo utilizó, aunque no se sabe con certeza durante cuánto tiempo, ya que, al parecer, no era tan práctico como había pensado: daba un horrible dolor de espalda y había que estar muy pendiente de la bombona de oxígeno.

Gernsback no se conformó sólo con The Isolator, sino que además inventó el Nap Zapper, algo así como el Calambre-Siesta: un aparato capaz de mandar de manera regular pequeños impulsos eléctricos al escritor a través de la silla, para estimular las células nerviosas que se hubieran entumecido. De esta forma se eliminaba el sueño por completo y se podían alargar las horas de escritura sin ningún problema.

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guillermo